Cambiar de hábitos puede suponer todo un suplicio si no sabemos como abordarlo. Un estudio del University College de Londres concluye que para convertir una nueva conducta en un hábito necesitamos 66 días. Más allá del número de días que necesitemos para instalar este nuevo hábito en nuestras vidas, lo más interesante es que somos capaces de aprender, entrenar y modificar lo que elijamos y deseemos.
El número de días es relativo. Que nos cueste un poco más o menos cambiar nuestros hábitos depende de variables como la motivación que tengamos, la perseverancia y las habilidades o estrategias para mantener esos cambios.
Según el estudio que acabamos de citar, el cambio ronda en torno a los dos meses y pico. ¿Qué son dos meses en el ciclo de nuestra vida? Nada. Se necesita ese tiempo para ser capaces de dar el cambio que deseamos. Y esto nos hace libres y poderosos.
Cambiar de hábitos: por qué nos cuesta tanto
Cambiar de hábitos está al alcance de todos. Para ello se necesita dos ingredientes importantes: elegir un cambio que sea coherente con nuestra escala de valores, y entrenarlo (repetirlo) hasta que se convierta en un hábito.
En esta sociedad impaciente, basada en la cultura de “lo quiero todo ya y sin esfuerzo”, donde lo consumimos todos rápidamente, puede que cambiar de hábitos se convierta en una gran montaña difícil de escalar. No porque sea difícil, sino porque no le damos el espacio suficiente para convertirlo en hábito.
¿No te ha ocurrido que al iniciar una dieta, ir a terapia psicológica, comenzar una nueva rutina en el gimnasio o estudiar un nuevo idioma, las primeras semanas son más difíciles de encauzar que cuando llevas ya una temporada? Se debe a este proceso. Al principio, tu cerebro te recuerda lo que tienes automatizado, la costumbre de picotear, no practicar ejercicio, hasta que se “educa” y termina adquiriendo las nuevas reglas y formas de comportarte con la comida, con tu cuerpo o con ese nuevo idioma
Cambiar de hábitos, el aprendizaje y la neurogénesis
La neurogénesis es el proceso por el que se generan nuevas neuronas. Una de las actividades que retrasan el envejecimiento del cerebro es la actividad física. Sí, no solo debes practicar ejercicio por los beneficios emocionales como el bienestar y la reducción de la ansiedad, o por verse más atractivo y fuerte, sino porque tu cerebro se mantendrá joven durante más tiempo.
Un estudio del doctor Kwok Fai-so, de la Universidad de Hong Kong, correlacionó el running con la neurogénesis. El ejercicio ayuda a la división de células madres, que son las que dan lugar a la aparición de nuevas células nerviosas.
Cómo cambiar de hábitos sin morir en el intento
A continuación te dejo 10 pautas para lograr que una nueva conducta o un nuevo aprendizaje se convierta en hábito:
1. Elige tu propósito y conviértelo en tu meta. Haz una lista de objetivos y prioriza, según tus necesidades y motivación. No es bueno embarcarse en mil cosas a la vez. Vamos a ser prácticos y a comenzar por aquello que veas como más prioritario. Primero una cosa, cuando la consigamos pasaremos a la siguiente.
2. Reflexiona sobre tu meta. Contesta a las siguientes peguntas: ¿qué quiero?, ¿por qué?, ¿para qué? y ¿con qué?
El “con qué” hace referencia a sus fortalezas, valores y actitud para lograrlo. Es bueno saber de dónde partimos, que recursos tenemos y bagaje para poder afrontar aquello que se nos viene.
3. Organízate y prepara tiempo. Sea lo que sea lo que quieras aprender o iniciar, necesitas tiempo. Revisa tu agenda, busca huecos y momentos donde no estés trabajando, tiempos «muertos» para dedicarlos, de ahora en adelante, a tu nueva meta.
4. Resáltalo en «fosforito». Todo aquello que no forma parte de nuestro orden habitual es fácil olvidarlo. Si tienes una agenda, subráyalo. Si utilizas la alarma del móvil, ponte recordatorios diarios con el nuevo objetivo. Si utilizas un calendario físico, pégale post-it. No confíes demasiado en tu memoria, al menos al principio.
5. Prepara el contexto. Si vas a empezar una dieta, compra los alimentos que necesite. Si vas a empezar a hacer deporte, busca la ropa que vas a ponerte.
6. Empieza hoy, mejor que mañana. El mejor día para iniciar algo es hoy. No esperes a que sea primero de mes, ni septiembre (inicio del curso), ni enero. Si lo haces estás procastinando y dejando algo para más adelante, cuando en realidad ya podrías estar trabajando.
7. Conéctate con las emociones. Las emociones avivan el recuerdo, te producen bienestar, y estar apasionado con lo que se hace fideliza el hábito. Detente unos minutos y experimenta cómo se sientes, visualiza lo que vas a conseguir, piensa cómo mejorará tu vida personal o profesional.
8. No escuches la voz interna que te dice que está cansado, que qué sentido tiene y que la vida tiene cuatro días y son para disfrutarlos. Nuestro cerebro está muy entrenado para buscar excusas y seguir en la zona confortable. Esa voz interior es muy pesada y puede llegar a ser muy convincente.
9. Cultiva la disciplina. Tómate en serio tu nuevo hábito, de modo que sea tu nueva prioridad, algo a lo que dedicarle tu valioso tiempo.
10. Utiliza las redes sociales para motivarte. Cuelga una foto o una historia diciendo «nuevo reto» o «trabajando en nuevas metas», para comprometerte contigo mismo y con los demás. Lo que se anuncia públicamente a los demás acaba siendo algo «que tienes que hacer» por que así lo has anunciado al mundo.