El cuidado de nuestro cuerpo y las preocupaciones razonables por la salud son conductas adecuadas, sirven para prevenir diferentes enfermedades. Y, desde luego, cuando se padece realmente una enfermedad, son aún más adecuadas, siempre y cuando sean proporcionadas a la enfermedad padecida. ¿Qué es entonces la hipocondría?
Lo que ocurre en la hipocondría es una desorbitada preocupación por padecer enfermedades que o no se tienen, o, teniéndolas, no justifican semejante preocupación.
Las cavilaciones se basan en pequeñas sensaciones físicas vagas e imprecisas. Esta inmensa preocupación genera mucha angustia y suele llevar al descuido de diferentes actividades que la persona antes realizaba con normalidad, como, por ejemplo, el abandono del trabajo o la desatención a la vida de pareja por estar más centrado uno en sus propias sensaciones.
LOS 3 ELEMENTOS ESENCIALES DE LA HIPOCONDRÍA
Los pensamientos hipocondríacos
Son pensamientos que pueden estar relacionados con los siguientes aspectos:
- Preocupación por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades.
- Rumiaciones sobre síntomas, salud y enfermedad y sus consecuencias.
- Autobservación excesiva de las funciones del cuerpo y tendencia a verlas como señal de enfermedad.
- Prestar más atención a las posibles consecuencias negativas, desoyendo los aspectos más saludables de uno mismo y de la vida.
Las emociones y sensaciones físicas
- Ansiedad: palpitaciones, respiración entrecortada, tensión corporal, presión en el pecho o dificultad para respirar, entro otros síntomas.
- Temores sin correspondencia con el peligro real. Miedo a situaciones o lugares concretos, como entrar en un hospital.
- Cambios en el estado de ánimo, irritabilidad o tristeza.
Las conductas hipocondríacas
La persona hipocondríaca está muy metida en el rol de enfermo, es decir, centra la mayor parte de su vida en la vivencia de estar enfermo.
- Hablar a propios y extraños de las dolencias y síntomas.
- Búsqueda de información en diferentes fuentes (enciclopedias, otros enfermos, familiares).
- Autoobservaciones repetidas y manipulación de diferentes partes del cuerpo para comprobaciones diversas.
- Aumento de las visitas a médicos y especialistas, y deterioro de las relaciones con éstos.
- Disminución de otras actividades, sobre todo las de buena salud y aquellas que implican responsabilidad social o laboral.
HIPOCONDRÍA Y DEPRESIÓN
Aunque la hipocondría como trastorno es independiente de la ansiedad y la depresión, muchas veces aparece junto a ellas. Esta coexistencia se explica por varios motivos.
El tono de ánimo negativo hace que nos centremos más en nosotros mismos, lleva a interpretar sensaciones neutras como señales de peligro potencial de enfermedad, y vuelve más catastrofistas nuestras expectativas de padecer un enfermedad y lo que significaría padecerla.
Además también se ve aumentada nuestra atención a aspectos negativos de la vida, entre ellos las enfermedades, y a recordar enfermedades que se padecieron o padecieron otras personas en el pasado.
CAUSAS DE LA HIPOCONDRÍA
Entre los factores que facilitan el inicio de los cuadros de hipocondría, suelen citarse los siguientes:
- Experiencias previas con efectos sensibilizadores (p.ej. conocimiento de errores médicos, familiares enfermos, padre hipocondríaco…) y factores de aprendizaje en relación al propio cuerpo (fundamentalmente costumbres sociales en la expresión emocional de la enfermedad y las reacciones a ella).
- Formación de creencias erróneas sobre los síntomas, la salud y la enfermedad. Además de una atención selectiva a aspectos negativos y tendencia a confirmar estas creencias erróneas.
La presencia de un incidente crítico externo (muerte de un familiar, información sobre una enfermedad cuyos síntomas uno cree padecer) o interno (estado de ánimo negativo) suele activar estas creencias y comportamientos arriba señalados, desencadenándose así los componentes característicos de la hipocondría.